MENSAJE DE LAS SERPIENTES

Durante el verano, luz solar,  ilumina lo oculto y nos pone a todos frente a nuestras heridas más antiguas y los desaguisados que el construir nuestras vidas desde la herida ha creado. Las Lunas de Julio, Agosto y Septiembre también confieren un resplandor especial a nuestro mar emocional llevando luz donde nunca antes había llegado.

Las serpientes son las encargadas de guiarnos para, a comienzos de la próxima estación, el otoño, estar preparados y enfocados en lo que llega.
Ellas nos explican que necesitamos sanar las heridas con la madre interna y externa, para poder encontrarnos y no seguir construyendo sobre esas heridas que, de no afrontar, seguirán doliendo y arrojando miedo, sufrimiento y desarmonía a nuestro alrededor.

Valentía para conseguir bajar nuestro propio Cielo a la Tierra, ese es el reto y el regalo que se nos ofrece en estos tiempos y del que las serpientes nos hablan estos meses… Un regalo que merece la pena desenvolver.

Las serpientes, dejando su piel vacía en el camino y con la autoridad que esta maestría en los cambios de ciclo les da, nos guían:

«Respira y suelta, vacíate.
¿Sabrás permitirte el vacío? La Nada, la Fuente, la gran iniciadora.
Nosotras las serpientes la amamos profundamente, reconocemos en ella la divinidad de la creación y anclamos con nuestros ciclos de muerte y renacimiento su sagrada energía creadora de vida.
Desde la sabiduría de lo recorrido abandona todo conocimiento aprendido y comienza de nuevo desde el origen. Sé ciclo.
Cambia de piel, abandona lo viejo, lo herido, lo pasado… 
No te ancles, sé valiente y deja ir. Lo nuevo y desconocido está por venir, no pretendas conocerlo ya. Ahora simplemente es momento de volver al origen, conectar con la Madre y observar la herida que desde allí nos desgarra. Amarla, agradecerle, perdonar, permitir así que sane y conectar con el vacío.
¿Sabrás permitirte el vacío? La Nada, la Fuente, la gran iniciadora.
Respira y suelta. Sé vacío divino.»


Sanar a la madre es sanar el origen de nuestro recorrido consciente aquí en la Tierra. Sanar la manera tullida desde la que nos hemos estado moviendo para no sentir el dolor de nuestra herida original. Sanar a la Madre en nosotros, la interna y la externa, la que tuvimos y la que somos afecta a todas las facetas de nuestra vida.

Es a través de la madre que sentimos también al Padre, nuestro destino y nuestra fuerza. Una madre interna dañada es causa del desvío de nuestro camino de vida y del miedo a afrontar nuestro verdadero camino, que siempre implica retos importantes y sin embargo es el único espacio en el que encontraremos paz de espíritu y, el mejor del los regalos, presente, pues desaparece la expectativa, el miedo y la necesidad de hacer y descubrimos que tan solo hace falta SER.

Junto con el mensaje de las serpientes de nuestros campos me llegó en estos días la conexión con Uadyet, la serpiente de prominente barriga y color azul verdoso que en los antiguos panteones egipcios representaba la energía de la Madre Divina.

Uadyet representa el ojo izquierdo de RA, la energía del divino femenino, una onda. El suelo fértil preparado para el nacimiento de la vida. Puente entre la Fuente y su manifestación.  Su energía salía de la Tierra, subía por mis piernas y se colocaba ensortijada en mi pelvis, latían mi útero y mi sacro con su energía.
Empecé entonces a sentir la necesidad de respirar profundamente y con cada inspiración bajar el aire hasta mi abdomen, permitiendo que mi respiración se fundiera con ese latido. Observé como mis esfínteres se acompasaban entonces al ritmo de mi respiración, se abrían mi primer chackra con la inspiración y se cerraba con firmeza en la exhalación.
Uadyet comenzó a subir por mi columna vertebral… el resto de lo que ocurrió queda para mi porque ciertos tesoros son solo para uno y no es necesario compartirlo, y también porque no quisiera condicionar a nadie.

«Te propongo que comiences este trabajo de sanación de la Madre invocando la energía de Uadyet en ti.

Con las plantas de los pies sobre la Tierra, pide protección al Ser de Gaia y realiza con intención el mismo recorrido que yo viví desde la sorpresa, esto es:
Llama a Uadyet y su energía curvilínea verde azulada, puedes llamarla golpeando las plantas de los pies con firmeza en la tierra, siéntela subir por tus piernas hacia tu pelvis, siente como se enrosca allí, como en una cuna, latiendo y esperando.
Pon entonces tu atención e intención en tu respiración, baja tu respiración al abdomen y permite que el pulso de tu respiración y el latido de Uadyet en tu pelvis se fundan en un solo pulso. Ayúdate del músculo del perineo y los esfínteres de tu cuerpo (vagina, ano, pero también ojos, labios, incluso palmas de las manos y los pies puede que notes que se unen al resto) al ritmo de la respitación-latido  y siente como la onda sagrada sube deslizándose por tu columna vertebral hacia tu corazón… sigue, no pares aún, sigue hasta que la energía de Uadyet salga como una onda por tu coronilla hacia el centro del universo y siente…
Ya me contarás ;)»


No lo hagas solo una vez, repite la experiencia cada día si es necesario hasta sentir a Uadyet y sus regalos… Tal vez quieras también realizar esta misma dinámica mientras escuchas este maravilloso audio de Vivi Cervera para sanar memorias con la Madre u otro similar que te resuene:

Termina el verano y nos encontramos frente al origen de todo nuestro sufrimiento, frente a nuestras heridas de corazón. La ayuda sencilla y amorosa de las serpientes para atrevernos a soltar ese cuerpo de dolor con el que tanto tiempo nos hemos identificado es un verdadero regalo.

 

 

 

© Mariví Simona (www.entrespecies.com)
El derecho de autor se basa en la idea de un derecho personal del autor, fundado en una forma de identidad entre el autor y su creación. El derecho moral está constituido como emanación de la persona del autor: reconoce que la obra es expresión de la persona del autor y así se le protege.

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