Anochecía ya, pero en un momento el cielo y todo a mi alrededor se oscureció hasta desaparecer en la oscuridad más completa… los grillos subieron entonces la fuerza de su mantra eterno.
Esta vez lo reconocí, había estado allí ya en una ocasión, estaba frente al vacío original, la nada absoluta de la que todo proviene…
Pero esta vez no tuve que enfrentar mi vértigo ante el infinito porque como una progresión natural del vacío fue surgiendo la forma escultural de un viejo olivo… surgía de mi ombligo y sus raices crecían en mi interior llegando a mis órganos, sanándolos, contándome, explicándome, todo con una cadencia lenta y tranquila, la cadencia de aquel que sabe que le arropa la eternidad.
«Calma» me decía si notaba que me impacientaba queriendo entender sus movimientos o adelantarme a ellos con la mente
«¿No ves que soy milenario?» Con el tono del que sonríe me pedía profundizar un poco más en su realidad, en su energía… Dejarse guiar por él era tan fácil…
Llegado el momento me avisó «Ya está», abri los ojos y visualicé el cielo estrellado, reconocí el sonido del fluir del rio y los grillos seguían, ahora ya fundiéndose con todos los demás ruidos del bosque.
-«¿Has logrado verlo?» me preguntó mi compañera
-«Si, lo he visto, es un olivo»
24 horas más tarde paseaba entre una familia de olivos milenarios. Pasé con ellos el día y este fue el mensaje que compartieron conmigo para CREA VIDA:
Nuestras hojas mecidas por el viento cantan canciones que en tiempos fueron interpretadas por bardos que durmieron a nuestro amparo.
Nosotros el pueblo de los olivos somos paz y eternidad, música en el silencio, melodía primordial.
Acogemos y sostenemos toda vida.
Somos puente entre el espíritu y la vida y es por eso que contenemos en este mismo instante la eternidad.
Las formas de nuestros troncos plasma la profundidad de cada instante vivido por el ser arbóreo que nos habita.
Amor que se celebra a si mismo.
Nosotros, el Pueblo de los Olivos, sostenemos la sabiduría que da origen a la vida, organizando el camino entre dimensiones. Desde el origen hasta el momento presente, ese es nestro territorio.»
En este lugar monumental, donde olivos de miles de años siguen siendo cultivados, se respira paz.
Puede sentirse cómo los que no se ven se sienten respetados y pueden cuidar de la belleza.
Devas, seres arbóreos, elementales de los árboles y de las piedras viviendo tranquilos y en armonía.
Hay lugares sobre la Tierra donde el tiempo se para y nada posterior a la fecha en la que se paró puede prosperar, algo así como puntos telúricos donde el tiempo en algún momento se paró…
este es uno de ellos.
© Mariví Simona (www.entrespecies.com)
El derecho de autor se basa en la idea de un derecho personal del autor, fundado en una forma de identidad entre el autor y su creación. El derecho moral está constituido como emanación de la persona del autor: reconoce que la obra es expresión de la persona del autor y así se le protege
El derecho de autor se basa en la idea de un derecho personal del autor, fundado en una forma de identidad entre el autor y su creación. El derecho moral está constituido como emanación de la persona del autor: reconoce que la obra es expresión de la persona del autor y así se le protege
2 respuestas
Hermoso y sabio mensaje. Quisiera comprender a esta humanidad que los está destruyendo. En estos momentos, están siendo talados y contaminados estos árboles ancestrales en Puglia, Italia con el propósito de pasar el gasoducto. Siento tanta impotencia, tanta tristeza y tanta desolación. Ojalá me ayudes a desbloquearme de este dolor. Gracias Mariví.
Maravilloso, mágico… gracias por compartir <3