El toro contiene dentro de él la unión del Sol y la Luna aqui en la Tierra. Las tres energías se funden en este bello animal.
En estos tiempos en que el inconsciente se revuelve y luchamos contra nuestros propios miedos en intentos desesperados e inconscientes de impedir que salgan a flote, se vuelvan conscientes, eliminando las sombras y convirtiéndose así en la parte luminosa de este mundo, el toro nos recuerda:
«No existe más lucha que la que mantienes con tu propia sombra.
El mar está enteramente en ti, sus tormentas son creadas por los vientos de los miedos que te habitan.
Un marino experto sabe que la mejor manera para hacer frente a la bravura de sus aguas es respetando su grandeza, la mejor manera de encararlas, la humildad y la prudencia.»
Y así eran tratados los toros en el Antiguo Egipto, con respeto a su grandeza, con humildad y prudencia. Pero algo ocurrió en algún momento, las verdades se olvidaron y los actos se tergiversaron…
No es casualidad que sea en nuestro país, España, donde el ritual al toro más dolorosa y tristemente ha sido malinterpretado y desfigurado. Las brumas comienzan a disiparse, aunque aún no se disinguen las formas, pero son tiempos de verdad y júbilo que nos vienen:
Es tiempo de unir de nuevo Sol y Luna bajo la protección de la Madre en cada uno de nosotros, en el planeta. En el propio ritual desenraizado está la clave para recordar… deshacer los pasos para encontrar el camino de vuelta al equilibrio; macho y hembra, masculino y femenino sintiéndose uno al otro como parte imprescindible de un solo Ser. Reconociéndose juntos como Unidad.
Son muchos aún los pasos. Observando la sangre derramada esta noche rezo así:
© Mariví Simona (www.entrespecies.com)
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