MENSAJE DE LAS CIGÜEÑAS

Dicen que los ciclos están cambiando, que las estaciones se adelantan, se retrasan, se exageran, se hacen más livianas…
Yo no sé… pero si es cierto que este año las cigüeñas envían su mensaje anunciando ya los frutos de esa  muerte en que consiste el propio invierno.
Este año el oso duerme un sueño frágil, con un ojo medio abierto y otro cerrado, presente tanto en su interior como en lo que a su alrededor se mueve mientras descansa..
Las ballenas nos ayudaron a bucear profundo, muy profundo en nuestra sombra, a encontrarnos cara a cara con nuestra herida primigenia, observarla, sentirla… mientras cantaban para ayudar a nuestros asustadizos corazones a sentir y permanecer abiertos, convirtiéndose en diamantes, trasparentes al dolor, con la luz inmutable de la esencia. Ellas siguen cantando, nosotros seguimos surcando las profundidades de nuestro océano, reconociéndolo y encontrando ¡oh sorpresa!, en sus profundidades, los tesoros que allí escondía. Comprendiendo que es allí, en lo más profundo y oscuro de nuestro océano que habita la Paz.
Y desde las alturas pegaditas, bien pegaditas al cielo las cigüeñas observan nuestra caída, nuestra rendición y por su posición privilegiada ellas distinguen cuando llegó el momento y nos traen esa o esas partes olvidadas de nuestro espíritu que tras tantas muertes somos por fin capaces de encarnar.
Del otro lado de la luna traen a esos bebés en que nos convertimos tras la muerte y nos dicen:

«Despierta. 
No eres un moribundo, no eres un durmiente ya más. 
Eres un niño dorado y sabio que nace de sus propias cenizas. Que se moldea a si mismo a la luz de su relación con el aliento de vida.
Nadie puede darte noticia de ti, de ese niño sagrado que eres y sin embargo todo a tu alrededor habla de ello.
Escucha las nanas que la Naturaleza te canta, recoge los regalos que te trae tu inminente nacimiento, los regalos de tus antepasados sanados y agradecidos por tu caminar, los regalos de tus ancestros que son tu mismo caminando hacia este momento.»

Las cigüeñas nos enseñan un vuelo curioso y decidido, triunfante y lleno de serena suavidad. Plenitud y desapego, individualidad compartida y la magia de fluir en los ciclos.

En estos momentos concretos ellas se erigen en nuestras guardianas, aseguran la suavidad y abundancia y la voluntad en nuestra conexión con nuestro niño celestial interno y nos proponen:

«Déjate acunar en la quietud. 

Busca momentos de soledad en la Naturaleza o en tu hogar, donde sentarte en silencio contigo mismo, cerrar los ojos y sentir la quietud dentro de ti… 
Simplemente siente y déjate acunar por tu silencio interno, deja que lo demás tome el rumbo que tenga que tomar con tu atención centrada en la quietud que contienes… 
Haz de ello un hábito durante los próximos meses y observa el milagro que viene»


Yo ya empecé 😉

Escucha a las cigüeñas:

_{© Mariví Simona (www.entrespecies.com)
El derecho de autor se basa en la idea de un derecho personal del autor, fundado en una forma de identidad entre el autor y su creación. El derecho moral está constituido como emanación de la persona del autor: reconoce que la obra es expresión de la persona del autor y así se le protege}